Descripción
Una bombilla normal y corriente, que puede entregarse a examinar e incluso encenderla en una lámpara para demostrar su autenticidad. El mentalista la sujeta en su mano, en las puntas de los dedos, y tras unos segundos de concentración explota. Se puede entregar de nuevo el casquillo de la bombilla, que es lo único que queda entero.
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